La Autoestima: El Valor
que Nos Damos a Nosotros Mismos
La autoestima es el núcleo de
cómo nos vemos a nosotros mismos. Influye en nuestras decisiones, en cómo nos
enfrentamos a los desafíos y en nuestras interacciones con los demás. Una
autoestima saludable no se trata solo de sentirse bien todo el tiempo, sino de
tener una visión realista y positiva de nuestras habilidades y valor como
individuos. Quienes poseen una alta autoestima no temen a los fracasos, ya que
los ven como oportunidades de aprendizaje en lugar de golpes a su valor
personal.
Sin embargo, muchas personas
luchan con una autoestima baja, lo que puede llevar a una espiral de
autocrítica y dudas. ¿Cómo podemos romper este ciclo? Aquí es donde entra en
juego la inteligencia emocional.
La Inteligencia
Emocional: El Arte de Gestionar Nuestras Emociones
La inteligencia emocional es la
capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones, así como las
de los demás. Desarrollar esta habilidad nos permite no solo tener control
sobre nuestras reacciones emocionales, sino también mejorar nuestras relaciones
interpersonales y nuestra capacidad para trabajar bajo presión.
Un componente clave de la
inteligencia emocional es la autoconciencia: el conocimiento profundo de
nuestras emociones y su impacto en nuestro comportamiento. Las personas con
alta inteligencia emocional son capaces de identificar sus emociones en el
momento y gestionarlas de manera efectiva, lo que les permite tomar decisiones
más reflexivas en lugar de reactivas.
La Relación entre
Autoestima e Inteligencia Emocional
La autoestima y la inteligencia
emocional están interrelacionadas de manera intrínseca. Una persona con alta
inteligencia emocional es más probable que tenga una autoestima positiva, ya
que es capaz de manejar mejor sus emociones, incluyendo el miedo, la ansiedad y
la autocrítica. Por otro lado, una buena autoestima nos da la seguridad
necesaria para enfrentar nuestras emociones sin sentirnos abrumados o
vulnerables.
En el entorno laboral, ambas
habilidades son fundamentales. Una persona con autoestima e inteligencia
emocional bien desarrolladas puede tomar decisiones difíciles con confianza,
liderar equipos de manera efectiva y gestionar conflictos de forma
constructiva. Los líderes que poseen estas cualidades inspiran respeto y
confianza en sus equipos, ya que no solo comprenden sus propias emociones, sino
que también son capaces de empatizar con las de los demás.
Cómo Mejorar la Autoestima
y la Inteligencia Emocional
Existen varias estrategias para
fortalecer tanto la autoestima como la inteligencia emocional. Aquí te dejo algunas
recomendaciones:
1.
Desarrolla
la autoconciencia emocional:
Haz una pausa para identificar tus emociones en el momento. ¿Qué sientes? ¿Por
qué lo sientes? Desarrollar esta conciencia te permitirá gestionar mejor tus
respuestas emocionales. Cuando siento que una emoción me está desbordando, ejercito
la respiración consciente por unos segundos y sin juicio ni victimismo, me
pregunto qué estoy sintiendo y le pongo nombre a esa emoción. Una vez tengo esa
respuesta, me pregunto qué es lo que realmente me está molestando. Este paso es
importante porque la mayoría de las veces, esa emoción no responde a lo que
está sucediendo en ese momento y esto me ayuda a cambiar la percepción de la
situación y todo se relativiza.
2. Controla tus impulsos. Sé amable contigo mismo. Todos cometemos
errores, pero es importante no castigarnos por ellos. Aprende a hablarte a ti
mismo con la misma empatía que mostrarías a un amigo. Muchas veces me he
escuchado diciéndome: “soy tonta”, eso el inconsciente lo toma como válido. Es
ese momento estoy tirando piedras sobre el tejado de mi autoestima. Por eso
cuando mi mente irreflexiva se expresa de mi de esa manera, rápido cancelo esas
afirmaciones “inofensivas” sobre mí.
3. Reconoce tus logros: Tómate un momento para celebrar tus
éxitos, tanto grandes como pequeños. Esto refuerza la autoestima y te ayuda a
enfocarte en lo que haces bien. Gran parte de mi vida estuve negando mis logros.
Mi autoexigencia opacaba todos mis logros. Estos eran vistos y valorados por
todos menos por mi misma. Me di cuenta que eso respondía a la creencia de “no merecimiento”
que había grabado desde pequeña en mi inconsciente. Por eso ahora, reflexiono
sobre las situaciones y empodero mis logros por pequeños que sean.
4. Mejora tu empatía: Aprende a escuchar activamente a los
demás y a comprender sus emociones. Esto no solo mejorará tus relaciones, sino
que también fortalecerá tu inteligencia emocional. Desde la reflexión te darás
cuenta que finalmente lo que te pueda decir tu interlocutor, no tiene nada que
ver contigo sino con sus propios miedos o frustraciones. En esas situaciones
suelo dar gracias a la persona porque me ha permitido ver la otra cara de la
moneda.
5. Aprende a manejar el estrés y la
ansiedad: El
estrés es una parte inevitable de la vida, pero gestionar tus emociones en
situaciones estresantes te permitirá mantener la calma y tomar mejores
decisiones. Hace más de 35 años una persona me enseñó una técnica muy útil que
suelo compartir con mis clientes: la meditación activa. En mi caso la
practicaba corriendo. Consiste en correr poniendo toda la atención en el
movimiento de una pierna y la otra al tiempo que respiro inspirando por la
nariz y soltando el aire fuertemente por la boca. Hay muchas maneras de
meditación consciente. Puede ser un paseo en la naturaleza estando presente de
lo que hay en el camino.
Invertir en tu crecimiento
emocional, no solo enriquecerá tu vida, sino que también te permitirá enfrentar
cualquier reto con confianza y resiliencia.
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